lunes, 9 de junio de 2025

La leyenda del Colibrí y el incendio: El valor de las pequeñas acciones.

(Tomado de internet)

Es probable que nos sintamos completamente insignificantes para hacer frente a la magnitud de los gravísimos males de nuestra sociedad: Las guerras, el hambre, la pobreza, la violencia machista, la desigualdad, la contaminación. Se podría derivar de esta sensación de impotencia un desaliento inmovilizador. 

Para contestar a la pregunta siempre recuerdo la fábula del colibrí:

Cuenta la fábula que un día hubo un enorme incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.

En medio de ese caos, un pequeño colibrí voló al río, mojó en él sus alas, y regresó al incendio agitándolas con la intención de apagar el fuego. Repitió el proceso incansablemente, yendo y viniendo una y otra vez. El fuego no parecía reducirse ni un poco.

De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Había que huir a toda de velocidad. Al poco tiempo, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección.

Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues su comportamiento le parecía estrafalario:

  • ¿Qué haces, colibrí?, le preguntó.
  • Voy al lago, respondió el ave, tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio. El jaguar se sonrió.

—¿Estás loco?, le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico?

—No, yo sé que solo no puedo, pero esta selva es mi hogar… Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido, por eso la ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de este bosque y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.

  • Eso es ridículo, dijo el jaguar.

—Bueno, repitió el colibrí. Yo hago mi parte, yo hago todo lo que puedo…

Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.

Los animales se quedaron conmovidos al escuchar al colibrí, y poco a poco muchos de ellos comenzaron a sumarse a los esfuerzos del colibrí para apagar el incendio. No todos. Muchos de ellos, aunque el bosque también era su hogar, decidieron no intentarlo.

Pero a medida que más y más animales comenzaban a tirar agua a las llamas, el fuego empezó a decrecer y, finalmente, el incendio se apagó.

 “¿Quieres atraer milagros a tu vida? … Haz tu parte”.

Creo que la moraleja se desprende de la fábula de forma inexorable. ¿Quieres acabar con la guerra con el hambre, con la violencia machista, con la contaminación… haz tu parte, haz todo lo que esté en tu mano.

A veces, me sucede como docente, que tengo la sensación de que mis acciones parecen pequeñas…de que mis aguas solas no pueden apagar el incendio.

Luego recuerdo la leyenda del colibrí, y me digo, aunque las acciones sean pequeñas tienen mucho poder, quizás no puedan apagar el incendio, pero puede hacer algo más importante: inspirar y contagiar.

El incendio del relato sólo se pudo apagar cuando muchísimos animales entendieron la importancia de hacerlo. Y eso fue el mayor logro del colibrí.

Tú puedes ser el colibrí. Nunca te des por vencido, porque tus acciones y tus ejemplos siempre pueden ayudar a cambiar el mundo. Recuerda: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeñoshaciendo cosas pequeñaspuede cambiar el mundo”. La frase se atribuye a Eduardo Galeano.

Aunque sea poco el aporte si se hace con amor, vuelve a nosotros multiplicado.

¡Adelante haz tu aporte!  

https://www.youtube.com/watch?v=IUUIdtSSACQ

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