Nuestros pensamientos están fluyendo continuamente y, como la sangre, se deslizan sin que muchas veces seamos conscientes de su presencia. A esta corriente continua de ideas hay autores que la llaman “diálogo interno” o “autodiálogo”. Con frecuencia, estos pensamientos son de estilo telegráfico. Incluso puede ser una palabra, o un fragmento de ella, que encierra el significado de una frase. Por ser breves, fugaces y frecuentemente incontrolables, acostumbran a llamarlos “pensamientos automáticos”