Todas las mañanas, al comenzar un nuevo día, todas las personas nos ponemos en el pecho en gran cartel de SODISAC. Vamos con él como si gritáramos a cuantos nos ven: “SOY UNA PERSONA DIGNA DE SER AMADA Y CAPAZ”. A medida que pasa el día, nuestro cartel crece o se hace más pequeño, todo depende de la forma en que las demás personas nos traten. Por ejemplo, cuando alguien hace o dice algo que nos hace sentirnos satisfechas de nosotras mismas, nuestro cartel crece (aumento). Cuando alguien dice o hace algo que nos hace sentirnos incapaces o menos dignas de ser apreciadas, nuestro cartel se hace un poco más pequeño (rasgón).