Es evidente que nuestro lenguaje refleja la sociedad en la que vivimos. No es casual que la Real Academia de la Lengua Española elija el masculino (todos) como norma, para referirnos a hombres y mujeres. Las alternativas, además de "incorrectas" gramaticalmente, no son fáciles, a veces pesadas, incómodas: alumnos y alumnas. alumn@s, alumnas/os...El alumnado (términos inclusivos) podría ser una solución fácil y aceptada gramaticalmente. Bien es verdad que el uso por la ciudadanía de términos no permitidos por la Academia en un período determinado acaban siendo asumidos por esta con absoluta normalidad por el poder de la práctica cotidiana. Animamos a atreverse a transgredir, proponer y practicar expresiones inclusivas, novedosas, más allá de lo política y académicamente "correcto".
Ocho ejemplos prácticos de cómo aplicar el lenguaje inclusivo al hablar o escribir. Marta Salas en BBVA Comunications. 11/05/2021. Aquí
Las palabras no son solo una interpretación del lenguaje que utilizamos, sino que constituyen un pequeño pero poderoso gesto, que puede cambiar la forma en la que nos comunicamos. Dado que en muchas ocasiones no existe una intencionalidad de discriminar cuando nos expresamos, el lenguaje inclusivo trabaja para desmontar y analizar aquellas cosas que damos por normales o habituales.
Bajo el título ‘Hackeando el lenguaje para que sea inclusivo’, Marta Salas define el término de lenguaje inclusivo como “el uso igualitario de las palabras, que de forma consciente pretende fomentar una imagen equitativa y no estereotipada de las personas a las que se dirige o se refiere”.
¿Cómo podemos llevarlo a la práctica?
Estos son algunos ejemplos y consejos expuestos para empezar a implementar un lenguaje más inclusivo:
- Evitar mostrar a las mujeres como apéndice de los hombres. En lugar de decir “los migrantes y sus familias”, utilizar “la población migrante”.
- No equiparar a la mujer con la infancia. En lugar de decir “fallecieron 10 personas, entre ellas 3 mujeres y 2 niños”, utilizar “fallecieron 10 personas; 5 hombres, 3 mujeres y 2 niños”.
- Simetría en el tratamiento. Preguntarse si es una cualidad relevante en su contexto y utilizar la misma construcción para un hombre que para una mujer. No hacer referencia al físico o a la condición sentimental de una mujer, si no lo haces igualmente con un hombre.
- Desmontar estereotipos. “Las mujeres de la limpieza”, por “el personal de limpieza”.
- Usar sustantivos genéricos. “Es un gran logro para el hombre” por “es un gran logro para la humanidad”.
- Utilizar pronombres neutros. “Al interesado” por “a quien le pueda interesar”.
- Sustituir ser por estar. “Estamos comprometidos con este proyecto” por “tenemos un compromiso con este proyecto”.
- Eliminar artículos y/o pronombres. “Si mandas un mensaje a alguien, él puede verlo” por “si mandas un mensaje a alguien, puede verlo”.
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