FASE 3: LOS CONTENIDOS:.
Una vez formulados los objetivos, debemos establecer qué conocimientos se requieren para alcanzarlos: Al hablar de contenidos didácticos nos estamos refiriendo al conjunto de conocimientos que debe alcanzar el alumnado para el desempeño de su actividad profesional.
Los contenidos en su totalidad están formados por:
- Conceptos, principios, teorías, hechos... son contenidos teóricos que conforman un saber.
- Procedimientos, o contenidos referidos a la utilización organizada del conocimiento, conforman el saber-hacer; son los contenidos prácticos.
- Actitudes, normas y valores, que proporcionan el saber-ser y el saber-estar cuyo campo de incidencia es el de las actitudes o contenidos de profesionalidad.
Tres pasos: 1. Selección de los contenidos más relevantes. Desglosar en Unidades didácticas. 2. Secuenciación, en relación a la complejidad, significatividad, u otros criterios. 3. Organización: relación de los contenidos, priorización, presentación de los mismos.
Una vez seleccionados los contenidos, la labor consiste en ordenarlos secuencialmente. Se trata de integrar los contenidos que estén relacionados entre sí de manera que sean más fáciles de aprender (formando una unidad de conocimientos, Unidades Didácticas) y colocando las unidades en una secuencia lógica que aumente la eficacia del aprendizaje.
Una vez que hemos secuenciado los contenidos, debemos de ir comprobando si se adecuan a los objetivos que habíamos propuesto, la organización, relación entre los conceptos, la presentación de los mismos, etc.
Para seleccionar y secuenciar los contenidos, ha de tenerse en cuenta:
- Que los contenidos estén de acuerdo con los objetivos-capacidades propuestos y con la temporalización prevista para alcanzarlos.
- Empezar por los contenidos más próximos y significativos para el alumnado para llegar paulatinamente a lo desconocido; es decir, partir de las ideas previas del alumnado. De esta forma, nos resultará más fácil introducir los nuevos contenidos.
- Partir de lo concreto para ir a lo abstracto.
- Ir de lo más fácil a lo más difícil, a fin de motivar al alumnado permitiéndole la consecución de metas fáciles y rápidas.
Se redactan con el Sustantivo: 1. La tortilla de patatas. 2. Características.
3. Proceso de elaboración.
En todo caso, los contenidos a trabajar en cada acción formativa, siempre han de describir de forma sintética el conjunto de conocimientos, procedimientos o actitudes necesarios para la adquisición de la competencia profesional y el desarrollo de las capacidades previstas.
La mejor manera de darle lógica y coherencia a ese conjunto de contenidos, que en principio puede ser un simple listado orientativo, es agruparlos por temas (que es el origen de las Unidades didácticas) e incluso desglosarlos teniendo en cuenta el tiempo real del que dispones.
Después, hay que distribuirlos por sesiones, ya que esto ayudará a construir la lógica del proceso de aprendizaje para el alumnado y, les facilitará una mejor comprensión de los temas a trabajar, según su dificultad o según aquellos aspectos educativos que quieras desarrollar en tu curso.
Los contenidos deben estar estrechamente vinculados a las capacidades para poder cumplir el objetivo de la acción formativa.
FASE 4: METODOLOGÍA:
Hace referencia al Cómo, es decir a las vías por las que el alumnado accede al conocimiento y dominio de los contenidos de aprendizaje. Consiste en una forma de ordenar y presentar la actividad docente para conseguir los objetivos que se han definido. El camino, manera o modo más adecuado para alcanzar una meta.
Las maneras distintas de organizar y llevar a cabo los procesos de enseñanza-aprendizaje, modalidades: Las sesiones teóricas, los seminarios, talleres, las sesiones prácticas, las prácticas externas, el trabajo en grupo, el trabajo autónomo,…
La forma de proceder para desarrollar la actividad docente, métodos: El método expositivo, demostrativo, interrogativo, activo, el estudio de casos, la formación basada en problemas, el aprendizaje orientado a proyectos, el aprendizaje cooperativo…
No existen métodos malos o buenos, mejores o peores, dependerá de lo adecuado que sea para una situación concreta de enseñanza-aprendizaje. La selección de una metodología u otra dependerá de las características del grupo, de los recursos disponibles, de las características profesionales y personales del profesorado, del tiempo del que se disponga, de la materia a enseñar, de su modalidad: presencial, semipresencial o teleformación…etc.
En general y de forma intuitiva se utilizan varias metodologías indistintamente pero en cualquier caso es importante observar que el método no es neutro. El método es en sí mismo también educativo, sobre todo en la promoción de actitudes y hábitos de trabajo.
La formación basada en competencias requiere una metodología participativa y activa que, partiendo de las ideas o conocimientos previos, potencie la autonomía del alumnado en su aprendizaje.
Son las actividades y los recursos quienes nos van a dar la verdadera medida del método elegido. Las actividades delatan nuestras verdaderas intenciones por mucho que programemos o defendamos una u otra opción metodológica.
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